jueves, 30 de abril de 2009

Indinao


Hoy yo quisiera expresarme
sobre nuestros representantes
gente honesta y laburante
que lindo si así fuera!!!
tal vez algunos así sean
pero parecen lauchas de tirante

En la invencible provincia
siempre hay alguna treta
pa' evitar cumplir la letra
pues en estas elecciones
hay listas a montones
y están llenas de sotretas

Hay algunos avivados
que se inscriben en cualquiera
meten el gancho dondequiera
pa' recibir algún cambio
siempre del público erario
si total... nadie se entera

Pero quiero hacer espacio
pues sucede también en otros pagos
mire si será taimado
el porteño don Ibarra
que en el cuello tiene una amarra
y se niega a ser ahorcado

Le salió mal la jugarreta
que intentó en televisión
hubo abrazos un montón
con supuestos "seguidores"
mas eran simples vendedores
de dudosa adulación

Descarado el de los rulos
en ese modo, no lo hacía
tan aferrado a la mentira
ni siquiera se hace cargo
hace de la política un mercado
que solo vende porquería

Que se puede esperar chamigo
de gentes de esa calaña
tejen todo una maraña
para verse bien queridos
eso es cosa e' malparido
no se quitan las malas mañas

martes, 14 de abril de 2009

Crónicas de guerra


Un par de pibitos patean una pelota contra una pared, en la esquina de Sarmiento y Zeballos. Hace un tiempo solía ser una zona transitada, pero desde que se desató el conflicto, la ciudad ha cambiado. En ese mismo muro, donde solía haber una vieja verdulería, hoy los pibes juegan a la pelota, sobre un mural con la cara de los tres: Olmedo, el "che" Guevara, y el ex-payaso Piripincho, que desde hace unos años, cansado de las frivolidades propias del mundo del espectáculo, abandonó las luces del teatro para niños, pasó a la clandestinidad, y abrazó la causa del CSR: el temido Comando Separatista Rosarigasino. Debajo del mural se puede leer una leyenda en el dialecto local: "Viviregasemo' ligasibres o moriregasemo' chupagasados". Este grupejo de revoltosos asumió la representatividad del pueblo rosarino y ha estado luchando sin cuartel contra las fuerzas policiales, comandadas por el "tato" Larguía, que en su condición de capitalino es aún mas odiado por los irregulares. Por más de 2 años, los rebeldes han estado ocultándose en el parque Independencia desde donde han establecido su cuartel de operaciones, utilizando la frondosa vegetación para ocultarse. Desde allí han establecido baterías antiaéreas que impiden el avance de los helicópteros legalistas. De vez en cuando también disparan algún que otro misil Katiushka contra edificios de las autoridades, que sin embargo, siembran el terror entre la población civil. Lo que solía ser el centro de la ciudad, una vez pujante, es ahora una especie galería semiderruída, donde la gente vive atemorizada y tanto gatos como perros se adueñan de las calles, cuando no son comida para las tropas insurgentes, confirmando el otrora dudoso mote de “comegatos”.
Como sucede a menudo con la especie humana, aún en los momentos más terribles, cuando la violencia es moneda común y el propio contante, escasea, siempre hay alguien dispuesto a lucrar con la desesperación ajena. Es el caso de los comerciantes de calle San Luis, que permanece inalterable. Se asegura que varios de ellos han contribuído en el aprovisionamiento de las tropas de ambos bandos. Allí se lo puede encontrar al “turco” Lotuf, afamado ex –periodista, que ahora se gana la vida, vendiendo pinitos aromatizados y kalashnikovs a precios increíbles. Algunos, sin embargo, tienen probadas sospechas que en realidad todo es una fachada para ocultar su trabajo como corresponsal de guerra del diario “Clarín”. De todos modos, es gracias a este tipo de actividades que se explica la pujanza del tradicional centro comercial. Allí los negocios desbordan de mercadería, incluso en la calle donde se puede verse alguna que otra odalisca, algún que otro kebab que se hornea allí nomás en los puestitos donde se solía vender chipá o praliné, en la plaza Montenegro, ahora re-bautizada "Rey Fahd". Otro grupo que ha sabido readaptarse a la situación son los muchachos lava-vidrios. Los autos son cada vez más escasos en las angostas calles rosarinas, sin embargo ahora ofrecen otro servicio: por apenas algunos cigarrillos, o monedas, se trepan a los tanques para limpiar el cañón con un hisopo gigante, cuando estos se detienen ante los semáforos de Av. Pellegrini. Claro que no pueden entretenerse mucho, porque saben que el enemigo acecha por esa zona. Los del Comando usan a los jóvenes para crear emboscadas y las consecuencias suelen ser terribles. Sin embargo su poder de fuego ha disminuido mucho en los últimos tiempos. Parece que los rebeldes están cercados. Hay un par de posibilidades que permitirían prolongar la resistencia. Ambas son arriesgadas, el ex-payaso, Julián Smutz, y sus secuaces, los saben. Una posibilidad sería ganar un acceso al río, en la zona franca de Bolivia, para así lograr que barcos de bandera neutral pudieran proveer algún suministro de municiones. Se está requiriendo la ayuda del gobierno de Evo Morales, aunque las chances son escasas. Otra posibilidad, es replegarse a las islas vecinas y aprovechar la protección que brinda la espesura vegetal y las dificultades del terreno para continuar allí la guerra de guerrillas. Pero hay varios problemas: en primer lugar, las islas no forman parte del territorio rosarino per se, lo que generaría una falta de coherencia moral con los objetivos la lucha libertadora: no tendría sentido alguno combatir allí. En segundo lugar, los altos mandos rebeldes, ven con preocupación los efectos que podría causar en la milicia, las mundanas distracciones que ofrecen los paradores de las modestas pero bonitas playas de enfrente. Con la jarra de sangría a precios módicos, empanadas de mandubí y alguna que otra fémina local, mantener la disciplina es casi imposible...